La escasez de suministros afecta también al sector de la construcción
La crisis de abastecimiento está afectando ya prácticamente a todos los sectores de la industria, algo que perjudica de forma directa en el precio de todo tipo de productos.
La escasez de materias primas y suministros y la escalada de precios supone una dificultad para muchas industrias y para la construcción. Acero, madera, vidrio, cartón o plástico son algunos de los materiales que no llegan en las cantidades necesarias o que están tardando en llegar, y que una vez que lo hacen, es a costa de unos precios inflados en su punto de origen que se ha visto incrementado aún más al verse afectadas las empresas de transporte que envían los insumos, dado el elevado precio del petróleo y la falta de fletes marítimos. Materiales que resultan básicos para la fabricación de algunos de nuestros productos como paneles para cubiertas y fachadas.
Esta crisis de suministros, una vez más, tiene una relación muy directa con la pandemia, dado que el desequilibrio del mercado comenzó con el confinamiento de los primeros meses. Las minas y altos hornos no pudieron trabajar al nivel acostumbrado, la industria y la construcción trataron de recuperar tiempo tras su reactivación a mediados del año pasado, pero la oferta de materias primas se encuentra con una demanda inflamada por el acelerado crecimiento de la economía asiática, sobre todo de China que ha hecho acopio de gran parte de lo que venía exportando. Aunque las últimas investigaciones han llegado a la conclusión de que el agravamiento de esta nueva crisis de materias primas es consecuencia de un daño colateral a nivel global, dada la extraordinaria guerra comercial que se está librando entre China y los Estados Unidos.
El aumento de la demanda ensombrecido por la escasez de materiales
La subida generalizada de precios está afectando como nunca a un sector que registra una gran reactivación en los últimas meses. Una época dorada que ha visto aumentada la licitación de obras publicas, así como la construcción de nuevas viviendas y la rehabilitación.
Pero esta alentadora situación se ve nublada por una amenaza: la subida del precio de los materiales de construcción que está provocando el retraso y la paralización de muchas obras que se ven afectadas por el incremento de las tarifas y que, por lo tanto, también está afectando directamente a los insumos para techados.
Este desequilibrio entre oferta y demanda derivada de la demanda internacional, ha afectado a una gran parte de materiales implicados en la construcción.
- El acero, material muy empleado en la fabricación de paneles para tejados, ha experimentado una subida de más del 100%.
- La madera es otra de las materias primas que más se ha visto encarecida. La escasez de este producto empleado para la construcción de vigas, tableros o en la elaboración de otros materiales de construcción, ha llegado a triplicar su precio desde la primavera del año pasado.
- El precio del cobre ha aumentado hasta un 120% y el aluminio más de un 80% desde el comienzo de la crisis del covid. Este acelerado crecimiento de los precios ha provocado que muchas obras que acababan de iniciarse hayan decidido esperar a que se moderen.
¿Cuánto tiempo puede durar esta crisis?
Todavía no se puede hacer una estimación exacta de cuánto tiempo puede durar esta situación, pero ya conocemos algunos datos de la evolución de los precios para el próximo año.
Según algunos profesionales se espera que, debido a las interrupciones en la cadena de valor, algunos materiales como el acero o la madera sigan escaseando hasta al menos principios de 2022, lo que podría suponer un varapalo para muchas compañías dedicadas a la promoción de viviendas de obra nueva donde se prevé que el precio pueda subir hasta un 6% y 7%, pero ante las proporciones que están adquiriendo los cuellos de botella en el suministro de materiales se cree que el repunte de los precios en las viviendas en construcción pudiera ser de hasta 10% en los próximos meses.
Lo que antes eran pequeños problemas circunstanciales como un retraso puntal o situaciones anecdóticas, ahora suponen hasta varios meses de desabastecimiento, lo que obliga a las constructoras a ser más conservadoras, dilatado el inicio de las obras y a asumir la incertidumbre de un incremento de los costes, teniendo todo esto un impacto negativo entre los que han decidido comprar una casa o rehabilitar una vivienda. Es decir, sobre la elasticidad de los consumidores y la capacidad de la demanda para asumir el incremento de precios.
A pesar de todo, las viviendas se han seguido construyendo durante este tiempo, y lo más importante, se han seguido vendiendo y entregando. Por el momento las obras a nivel general siguen en marcha, aunque sí se están produciendo algunos retrasos que conllevan un coste adicional que constructoras, promotoras o compradores finales deberán asumir tarde o temprano.